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Puente Invisible

¿Te haz encontrado al final de un abismo sin respuestas a tus peticiones y con el “sabio” consejo de alguna persona muy bien intencionada que te dice espera en Dios? Cuán dura se me hace esta frase cada vez que la escucho. Pero, ¿que debo hacer en el tiempo de la espera? ¿Cuánto tiempo debo esperar?

Recuerdo la película Indiana Jones and the Last Crusade (1989) y la escena donde Indiana debía completar tres retos dentro del templo donde se encontraba el Santo Grial. En la última escena Indiana se encuentra al borde de un abismo.  Sus ojos naturales únicamente veían crisis: el final del camino.  Sin embargo, fue cuando dio el primer paso, el Salto de Fe, fue entonces que un puente invisible se hizo realidad a sus ojos y pudo pasar al lugar donde estaba el Santo Grial.




Esta historia tiene mucha similitud con nuestra vida espiritual.  Muchas veces estamos ante un abismo, un callejón sin salida, sin esperanza y con la desilusión de no haber logrado lo que tanto hemos deseado y pedido en oración. Sin embargo, la fe requiere acción. Requiere que demos un paso hacia lo que estamos buscando y deseamos. Dios promete que un puente será revelado ante nosotros para tomar posesión de la bendición de Dios.

Las promesas de Dios están destinadas a aquellos que están dispuestos a vivir un proceso y comenzar el tiempo de preparación

La Biblia nos narra la historia de la mujer enferma del flujo de sangre que tocó el manto de Jesús.

Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.    Mateo 9:18-22

No es suficiente necesitarlo, pensarlo, quererlo y confesarlo. Hay que atravesar la multitud y tocarlo (acción).

¿Necesitas un trabajo? En el tiempo de espera prepara un buen resumé y envíalo a los lugares donde deseas trabajar. Desarrolla y refina las habilidades (estudia, cambia hábitos) que vas a necesitar en ese nuevo trabajo.

¿Deseas una pareja? Desarrolla habilidades de relaciones interpersonales, comunicación y empatía que necesitarás cuando llegue tu pareja.

El tiempo de espera no es un tiempo de inacción, no es una excusa para el inmovilismo; es un momento de dar saltos de fe y cruzar el puente invisible. Solo confía, la mano de Dios te sostiene.

Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego,  no te quemarás ni te abrasarán las llamas…Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra.   Isaías 43:2-4


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