Hoy mi esposa Melissa cumple 30 semanas de embarazo. El reloj no detiene su marcha y la emoción sigue en aumento. La expectativa de la llegada de nuestra primera hija es algo indescriptible. Casi puedo sentir una extraña sensación de mariposas en el estomago y mis ojos se enrojecen de solo pensar como serán esos primeros minutos cuando tenga a mi bebe en mis brazos.
Quisiera poder decir que estoy totalmente preparado y listo para ese momento, pero no es así. La seguridad que muchas veces demuestro cuando imparto un sermón o participo en una reunión de trabajo se confunde con un total sentimiento de fragilidad. Fragilidad que solo son un reflejo de mi necesidad de dependencia de Dios ante esta nueva etapa.
Levantar una nueva generación en un mundo en crisis espiritual, social, económica entre otras muy bien pudiera ser el disuasivo o excusa perfecta para evitar entrar en esta nueva etapa. No niego que lo pensé, pero fue mayor la confianza en la promesa de Dios para mi vida y la de mi familia. En una mañana me levante de madrugada y Dios me dirigió a Deuteronomio 7:12-13 que lee de la siguiente forma: “Si prestas atención a estas normas, y las cumples y las obedeces, entonces el Señor tu Dios cumplirá el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados, y te mostrará su amor fiel. Te amará, te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y también el fruto de la tierra que juró a tus antepasados que les daría.” Recuerdo como hoy que busque rápidamente entrar a otra porción bíblica que cambiara un poco la tónica de la lectura pero mi sorpresa es que comencé a leer la expresión del Salmista en Salmos 139: 12-14 (NVI): “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!”
¡Chasss! Inmediatamente las lágrimas brotaron de mis ojos y de rodilla entendí que estos versos eran una invitación directa a reafirmar mi pacto con Dios. A no dudar que ese pacto producirá la fortaleza y herramientas necesarias para emprender el camino de la paternidad.
Rendirme a sus pies y obedecer su Palabra son la única ruta a descubrir el amor fiel de Dios para mi vida. Su incondicional, constante y verdadero amor a pesar de nuestras imperfecciones y debilidades son la más clara señal de su Grandeza y Majestuosidad. Amor Fiel que producirá bendiciones para mi hija y recompensas en cada área de mi vida.
¡Comencemos la cuenta regresiva!
Quisiera poder decir que estoy totalmente preparado y listo para ese momento, pero no es así. La seguridad que muchas veces demuestro cuando imparto un sermón o participo en una reunión de trabajo se confunde con un total sentimiento de fragilidad. Fragilidad que solo son un reflejo de mi necesidad de dependencia de Dios ante esta nueva etapa.
Levantar una nueva generación en un mundo en crisis espiritual, social, económica entre otras muy bien pudiera ser el disuasivo o excusa perfecta para evitar entrar en esta nueva etapa. No niego que lo pensé, pero fue mayor la confianza en la promesa de Dios para mi vida y la de mi familia. En una mañana me levante de madrugada y Dios me dirigió a Deuteronomio 7:12-13 que lee de la siguiente forma: “Si prestas atención a estas normas, y las cumples y las obedeces, entonces el Señor tu Dios cumplirá el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados, y te mostrará su amor fiel. Te amará, te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y también el fruto de la tierra que juró a tus antepasados que les daría.” Recuerdo como hoy que busque rápidamente entrar a otra porción bíblica que cambiara un poco la tónica de la lectura pero mi sorpresa es que comencé a leer la expresión del Salmista en Salmos 139: 12-14 (NVI): “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!”
¡Chasss! Inmediatamente las lágrimas brotaron de mis ojos y de rodilla entendí que estos versos eran una invitación directa a reafirmar mi pacto con Dios. A no dudar que ese pacto producirá la fortaleza y herramientas necesarias para emprender el camino de la paternidad.
Rendirme a sus pies y obedecer su Palabra son la única ruta a descubrir el amor fiel de Dios para mi vida. Su incondicional, constante y verdadero amor a pesar de nuestras imperfecciones y debilidades son la más clara señal de su Grandeza y Majestuosidad. Amor Fiel que producirá bendiciones para mi hija y recompensas en cada área de mi vida.
¡Comencemos la cuenta regresiva!