Haz notado que es más fácil juzgar a otras personas por sus acciones en vez de juzgarnos a nosotros mismos por nuestras intensiones.
Por ejemplo, si mi vecino no me devuelve una herramienta que me pidió prestada hace un año atrás, probablemente yo pensaré que él me esta robando y no me esta honrando con sus acciones. Pero si yo olvido pagar $5 que le debía a una persona yo pudiera pensar que “estaba planificando hacerlo” pero nunca logre conseguirlo para devolverle el dinero.
Es extremadamente fácil ser más comprensivo o leniente con nosotros mismos porque tenemos buenas intenciones en un tema, aunque sabemos que no son modelos a seguir.
Pregúntate, ¿cuantas veces haz cancelado una reunión por compromisos inesperados, falta de quórum, etc.? ¿Que piensa tu equipo de trabajo ante tales acciones? Sin saberlo, estamos comunicando que ellos no son una prioridad. Suponemos que tal vez pudieran entender porque hacemos otras cosas para remediar nuestros errores. Tenemos que recordar que las otras personas no saben cuales son nuestras intenciones.
Nuestras acciones dicen la verdad real.
Es extremadamente fácil ser más comprensivo o leniente con nosotros mismos porque tenemos buenas intenciones en un tema, aunque sabemos que no son modelos a seguir.
Pregúntate, ¿cuantas veces haz cancelado una reunión por compromisos inesperados, falta de quórum, etc.? ¿Que piensa tu equipo de trabajo ante tales acciones? Sin saberlo, estamos comunicando que ellos no son una prioridad. Suponemos que tal vez pudieran entender porque hacemos otras cosas para remediar nuestros errores. Tenemos que recordar que las otras personas no saben cuales son nuestras intenciones.
Nuestras acciones dicen la verdad real.