En mi artículo de ayer te invité a hacer un ejercicio sencillo donde prepararías una lista de 3 eventos o decisiones positivas que han definido lo que eres hoy, 3 eventos o decisiones negativas que lograste superar y te ayudaron a crecer y crear la persona que eres hoy, y 3 eventos o decisiones negativas que te han marcado y aún continúan creando en ti un efecto negativo.
Luego de completar este ejercicio creo que te sentirás tentado a darle más pensamiento a los 3 eventos o decisiones negativas que te han marcado y aún continúan creando en ti un efecto negativo. Desafortunadamente, estos pensamientos y recuerdos no se borran de nuestra mente aunque tratemos de ignorarlos o de minimizar su impacto en nuestras vidas y, por lo regular, producen dolor en nuestro interior que se refleja en actitudes que impiden que podamos vivir a nuestro máximo potencial. Solo cuando logramos identificarlos correctamente y decidimos enfrentarlos es que realmente encontramos libertad.
Recuerdo que hace unos años sufrí una traición de una persona que admiraba y quería mucho. Sus palabras para justificar su acción crearon dolor, coraje y desilusión en mí. Lo más doloroso para mí fue que aún cuando la persona posiblemente continuo su vida normal en ese momento, sus palabras ataron mi mente y corazón y viví años de dolor. Era muy frecuente verbalizar mi dolor en busca de explicaciones y de acentuar lo equivocada que estaba la otra persona. Esto sin darme cuenta de que Dios me estaba abriendo puertas hacia algo aún mayor y, aunque había decido entrar, no disfrutaba esa nueva experiencia porque estaba atado al pasado.
Cuando dejamos que el pasado domine nuestras vidas y ate nuestros pensamientos, perdemos la oportunidad de disfrutar las experiencias del presente y miramos al futuro con la lupa equivocada. El pasado debe ser un archivo de experiencias y no el motor de nuestras vidas.
El motor que impulsa a un Conquistador es su deseo por crear una nueva realidad que impacte positivamente la vida de los que lo ven como un líder. Hoy declaro que eres libre de las ataduras de tu pasado y te mueves a nuevas oportunidades, proyectos, y a hacer realidad los sueños que Dios ha depositado en tu corazón.

Recuerdo que hace unos años sufrí una traición de una persona que admiraba y quería mucho. Sus palabras para justificar su acción crearon dolor, coraje y desilusión en mí. Lo más doloroso para mí fue que aún cuando la persona posiblemente continuo su vida normal en ese momento, sus palabras ataron mi mente y corazón y viví años de dolor. Era muy frecuente verbalizar mi dolor en busca de explicaciones y de acentuar lo equivocada que estaba la otra persona. Esto sin darme cuenta de que Dios me estaba abriendo puertas hacia algo aún mayor y, aunque había decido entrar, no disfrutaba esa nueva experiencia porque estaba atado al pasado.
Cuando dejamos que el pasado domine nuestras vidas y ate nuestros pensamientos, perdemos la oportunidad de disfrutar las experiencias del presente y miramos al futuro con la lupa equivocada. El pasado debe ser un archivo de experiencias y no el motor de nuestras vidas.
El motor que impulsa a un Conquistador es su deseo por crear una nueva realidad que impacte positivamente la vida de los que lo ven como un líder. Hoy declaro que eres libre de las ataduras de tu pasado y te mueves a nuevas oportunidades, proyectos, y a hacer realidad los sueños que Dios ha depositado en tu corazón.