¿Recuerdas algún momento de tu niñez cuando perdiste un diente de “leche”? ¿Te contaron que si dejabas el diente debajo de tu almohada un ratoncito vendría en la noche, se lo llevaría y te dejaría una moneda? Anoche observé con detenimiento uno de esos rostros de emoción y expectativa que son difíciles de olvidar. Mi sobrina Andrea Nicole mudó su primer diente de leche (diente primario) luego de una delicada pero rápida intervención de su abuelo. La caída de los primeros dientes suele comenzar alrededor de los cinco o seis años cuando empieza un largo proceso de caída y renovación de dientes hasta lograr la dentadura definitiva. A medida que los dientes definitivos crecen y empiezan a salir, empujan a los anteriores, provocando que éstos últimos se desprendan.
Tal y como surge con nuestra dentadura en la infancia ocurre con nuestra vida. Algunas cosas deberán desprenderse para que un nuevo hábito, sueño o una cualidad mucho más fuerte pueda surgir. Nuestra resistencia a este proceso de cambio atrofiará nuestro destino. Me encantaría decirte que el proceso será corto, pero las cosas no funcionan de esa manera. La mayor diferencia entre mudar la dentadura de leche y el cambio radical de viejos hábitos, ideas o actitudes es que este último no es cronológico, sino el resultado de transformar nuestra manera de pensar para alinearla con la Palabra de Dios, sus promesas y la acción deliberada.
Tal y como surge con nuestra dentadura en la infancia ocurre con nuestra vida. Algunas cosas deberán desprenderse para que un nuevo hábito, sueño o una cualidad mucho más fuerte pueda surgir. Nuestra resistencia a este proceso de cambio atrofiará nuestro destino. Me encantaría decirte que el proceso será corto, pero las cosas no funcionan de esa manera. La mayor diferencia entre mudar la dentadura de leche y el cambio radical de viejos hábitos, ideas o actitudes es que este último no es cronológico, sino el resultado de transformar nuestra manera de pensar para alinearla con la Palabra de Dios, sus promesas y la acción deliberada.
Sueños + Fe y Creencias + Acción = Resultados
“Tampoco se echa vino nuevo en recipientes de cuero viejo; porque al fermentar el vino nuevo hace que el cuero viejo se reviente. Así el vino nuevo se pierde, y los recipientes también. Por eso hay que echar vino nuevo en recipientes nuevos.” Marcos 2:22 (NTV)Para que nazca en ti un nuevo hábito, sueño o cualidad debes tener la determinación de desaprender viejos estilos, creencias distorsionadas y rendir hábitos dañinos. Este momento será el comienzo para conquistar tu destino. ¿Estás listo para comenzar hoy?