¿Algunas vez haz sentido que lo que estas haciendo no esta alineado con tus sueños y la visión que Dios ha depositado para tu vida?
En la tarde de ayer fui con mi esposa Melissa y mi hija Paula Anaís a una tienda en donde vendían plantas y semillas, para comprar algunas semillas de tomate y lechugas que complementaran nuestro recién creado huerto casero. Mientras hablaba con el dueño del establecimiento este me dijo una frase acerca del cultivo de plantas que me impactó: “...para que una planta crezca a su máximo potencial debes eliminarle la competencia”. De inmediato vino a mi mente la siguiente pregunta: ¿quién es la competencia? Para las plantas su competencia son otras plantas que luchan por compartir los mismos recursos como el agua, la tierra, el espacio de crecimiento, vitaminas, etc. Así que medite por un instante, ¿cuál es la competencia para que no se desarrolle al máximo potencial en nuestras vidas? La competencia es todo aquello que límite el que puedas alcanzar tus sueños. Todo lo que esta en nuestra vida que no este conforme con el destino y razón de existir. Eso pudiera ser desde un mal hábito, relaciones incorrectas, decisiones apresuradas o sin una planificación responsable, o simplemente estar en el lugar incorrecto cuando Dios te ordenó una salida.
Te comparto un ejemplo, hace varios meses tomé una de las decisiones más difíciles que un padre de familia pudiera tomar. Luego de 11 años trabajando para una de las más respetables firmas de consultoría en sistemas de información en Puerto Rico decidí moverme para explorar nuevas oportunidades profesionales. Muchos pensaron que estaba loco al dejar un trabajo “permanente” en estos momentos donde la economía esta en cambios.
¿Por qué renuncie a mi último empleo? Es difícil explicar la lucha interna que sentía día tras día al reconocer que Dios me estaba dirigiendo a un nuevo terreno de conquista pero yo seguía amarrado a la antigua tierra. Cada día que pasaba me daba cuenta que estaba en el lugar incorrecto para maximizar mi potencial y moverme a un nuevo nivel en mi carrera. No era culpa de mi antiguo empleador. Seria injusto juzgarlos por que tengo una visión distinta y por mi anhelo de lograr conquistas aun mayores de las alcanzadas en los pasados años. Sin embargo, el temor y la duda me inundaban de solo pensar en la incertidumbre del futuro.
Creo que la pregunta correcta debería ser ¿por qué no renunciar a mi último empleo? La respuesta la encontré al reconocer que la felicidad y el desarrollo pleno de mi vida lo puedo lograr únicamente cuando decido vivir la vida para la que fui diseñado y en obediencia a Dios. Hoy puedo decir con alegría que el renunciar no fue el final sino el comienzo de un camino de mayores oportunidades.
¿Qué etapa debe cerrarse en tu vida para que puedas moverte a un nuevo comienzo?
Nota a mis lectores: No estoy recomendando que renuncies a tu trabajo. El renunciar a un empleo voluntariamente es una de las decisiones más difíciles y serias que cualquier persona puede tomar. Mientras las condiciones lo permitan esta decisión debe hacerse únicamente luego de haber orado, establecido claramente cuales serán los próximos pasos y en algunos casos bajo el consejo y apoyo de un mentor, consejero o coach profesional.
En la tarde de ayer fui con mi esposa Melissa y mi hija Paula Anaís a una tienda en donde vendían plantas y semillas, para comprar algunas semillas de tomate y lechugas que complementaran nuestro recién creado huerto casero. Mientras hablaba con el dueño del establecimiento este me dijo una frase acerca del cultivo de plantas que me impactó: “...para que una planta crezca a su máximo potencial debes eliminarle la competencia”. De inmediato vino a mi mente la siguiente pregunta: ¿quién es la competencia? Para las plantas su competencia son otras plantas que luchan por compartir los mismos recursos como el agua, la tierra, el espacio de crecimiento, vitaminas, etc. Así que medite por un instante, ¿cuál es la competencia para que no se desarrolle al máximo potencial en nuestras vidas? La competencia es todo aquello que límite el que puedas alcanzar tus sueños. Todo lo que esta en nuestra vida que no este conforme con el destino y razón de existir. Eso pudiera ser desde un mal hábito, relaciones incorrectas, decisiones apresuradas o sin una planificación responsable, o simplemente estar en el lugar incorrecto cuando Dios te ordenó una salida.
Te comparto un ejemplo, hace varios meses tomé una de las decisiones más difíciles que un padre de familia pudiera tomar. Luego de 11 años trabajando para una de las más respetables firmas de consultoría en sistemas de información en Puerto Rico decidí moverme para explorar nuevas oportunidades profesionales. Muchos pensaron que estaba loco al dejar un trabajo “permanente” en estos momentos donde la economía esta en cambios.
¿Por qué renuncie a mi último empleo? Es difícil explicar la lucha interna que sentía día tras día al reconocer que Dios me estaba dirigiendo a un nuevo terreno de conquista pero yo seguía amarrado a la antigua tierra. Cada día que pasaba me daba cuenta que estaba en el lugar incorrecto para maximizar mi potencial y moverme a un nuevo nivel en mi carrera. No era culpa de mi antiguo empleador. Seria injusto juzgarlos por que tengo una visión distinta y por mi anhelo de lograr conquistas aun mayores de las alcanzadas en los pasados años. Sin embargo, el temor y la duda me inundaban de solo pensar en la incertidumbre del futuro.
Creo que la pregunta correcta debería ser ¿por qué no renunciar a mi último empleo? La respuesta la encontré al reconocer que la felicidad y el desarrollo pleno de mi vida lo puedo lograr únicamente cuando decido vivir la vida para la que fui diseñado y en obediencia a Dios. Hoy puedo decir con alegría que el renunciar no fue el final sino el comienzo de un camino de mayores oportunidades.
¿Qué etapa debe cerrarse en tu vida para que puedas moverte a un nuevo comienzo?
Nota a mis lectores: No estoy recomendando que renuncies a tu trabajo. El renunciar a un empleo voluntariamente es una de las decisiones más difíciles y serias que cualquier persona puede tomar. Mientras las condiciones lo permitan esta decisión debe hacerse únicamente luego de haber orado, establecido claramente cuales serán los próximos pasos y en algunos casos bajo el consejo y apoyo de un mentor, consejero o coach profesional.