En una ocasión alguien me pregunto, ¿por qué siempre te estás riendo? Mi respuesta fue sincera pero a la misma vez reveladora aún para mi mismo: “ No siempre mi rostro refleja una sonrisa, pero todos los días me esfuerzo porque mi rostro refleje lo que hay en mi corazón ,” contesté. Los que me conocen saben cuando no ha sido mi mejor día, cuando mi rostro refleja que estoy agotado emocionalmente y físicamente, y cuando las presiones y la frustración sobrepasan los momentos alegres. Se me hace muy difícil fingir una sonrisa o destilar una palabra de ánimo en momentos difíciles. Mi rostro y mi tono de voz no mienten. Sin embargo, puedo decir que afortunadamente los buenos momentos son más que los difíciles. No porque esté enajenado de la realidad o en negación, sino que he decidido vivir una nueva realidad. Una realidad enmarcada en que soy bendecido de tener una hermosa familia, de contar con extraordinarios amigos y mejor aún, de haber encontrado en Dios y en su Palabra re...